La edad parece no tener efecto alguno sobre Sir Paul McCartney. A sus 82 años, el legendario ex-Beatle sigue deslumbrando a sus seguidores con la energía de un joven de 20. Esta vez, el regreso del músico británico a la Ciudad de México no solo cumplió con las expectativas, sino que las superó, con una vibrante actuación ante 58 mil personas que se dieron cita en el Foro Sol.

El día comenzó tranquilo para el músico, que, tras salir de su hotel sobre la Avenida Paseo de la Reforma en una camioneta, se mostró relajado y accesible, saludando a sus fans sin reservas. Con la ventanilla bajada y una sonrisa en el rostro, McCartney saludó al público con la calidez que siempre lo ha caracterizado. La noche, sin embargo, fue la verdadera prueba de su vitalidad.

Sobre el escenario, McCartney ofreció un espectáculo impecable, como si fuera la primera vez que pisaba una tarima. Con movimientos fluidos, una sonrisa inconfundible y su característico tono suave de voz, el ex-Beatle demostró que el paso del tiempo ha dejado pocas huellas en él. Es cierto que los años han pasado por su garganta, pero su voz sigue siendo tan melódica y emotiva como en los primeros días de los años 60.

Este regreso a la Ciudad de México, parte de la segunda vuelta de su «Got Back Tour», solo ocurrió un año después de su primer paso por la ciudad en 2023, cuando ofreció dos fechas que dejaron huella. Ahora, el público mexicano disfrutó de dos nuevas presentaciones, y se prepara para su participación este domingo en el Festival Corona Capital.

La energía de la audiencia fue tan alta como en la primera vuelta, pero McCartney siempre busca sorprender, y en esta ocasión lo hizo con la producción del escenario. Un despliegue de luces envolventes iluminó su silueta al ritmo de la batería, mientras que cientos de lámparas se extendían hasta el último rincón del Foro Sol, llevando el espectáculo a cada rincón del estadio. La interacción con los fans mexicanos fue especial. «¡Qué onda, chilangos!», exclamó al comenzar su actuación, ganándose el cariño del público con su toque tropical, algo que ya ha mostrado en sus conciertos en Brasil y Colombia.

A continuación, Paul, demostrando su siempre admirable esfuerzo por conectar con su público, agregó: “Esta noche voy a hablar un poquito de español. Está padre estar aquí de nuevo, padrísimo”. El público estalló en aplausos y risas al escuchar el esfuerzo del músico por integrarse más al ambiente mexicano.

A medida que la noche avanzaba, McCartney se entregaba al público con su carisma característico. «¡Fiesta!», gritaba, mientras se movía al ritmo de su bajo, replicando aquellos movimientos inconfundibles que definieron su época con The Beatles: un ligero balanceo de caderas y una rodilla doblada que hacía que cada nota cobrara vida en el escenario.

La atmósfera se volvió aún más mágica cuando el escenario se iluminó con miles de drones que volaban en el cielo, creando figuras que dibujaban corazones, remolinos y flores de colores, llevando el espectáculo a nuevas alturas visuales. Mientras los drones danzaban sobre el Foro Sol, McCartney tocaba su clásico «Let ‘em in», seguido por «Getting Better» de su etapa con The Wings.

Pero uno de los momentos más emotivos de la noche llegó cuando McCartney se sentó al piano para interpretar «My Valentine», dedicándola a su esposa Nancy Shevell. La conexión de McCartney con su audiencia, su genuino amor por la música y la familia, fueron palpables en cada acorde.

Y como suele suceder en sus conciertos, la noche se cerró con un acto que emocionó a todos: un «Hey Jude» monumental que unió a los fans en un solo grito de júbilo, seguido de «The End», el perfecto cierre para una noche que no dejó de ser mágica desde el primer acorde hasta el último.

Sin duda, Paul McCartney sigue siendo un titán de la música, capaz de mantener viva la magia de sus años dorados mientras continúa innovando en cada paso que da. Para los miles de mexicanos que tuvieron la suerte de verlo una vez más, la noche en el Foro Sol fue un recordatorio de por qué sigue siendo uno de los artistas más queridos y admirados del mundo.