Las opciones de Tupperware Brands parecen menos herméticas. El fabricante de envases de plástico reutilizables con sede en EU, que el químico Earl Tupper fundó en 1946 después de inspirarse en el diseño de las tapas de las latas de pintura, citó apenas el pasado viernes “dudas sustanciales” sobre su capacidad para continuar como negocio en marcha, lo que hizo que su acción se desplomara 48% ayer.
Tupperware alertó que podría quebrar a menos de que consiga nuevas fuentes de financiación con urgencia; ha intentado reposicionarse para atraer un público más joven, pero no ha podido detener la caída de sus ventas.
Al igual que con otras empresas de venta directa, arroja dudas sobre su modelo de negocio, así como sobre la rapidez con la que puede rehacerse a sí mismo a medida que cambian los hábitos de los consumidores.
Mucho ha cambiado desde que Tupperware fue un pilar de las fiestas y barbacoas estadounidenses. La pandemia por Covid-19 fue una bendición para el negocio: sus ganancias en el tercer trimestre de 2020 se cuadruplicaron con creces cuando los cocineros caseros encerrados prepararon recetas.
Pero el resurgimiento de salir a cenar significa menos espacio para las sobras. El jefe Miguel Fernández ahora cree que la empresa está entrando en una ” nueva fase post-pandemia ” alentadora , pero la empresa enfrenta limitaciones de efectivo. Una declaración errónea de ganancias, que la ha retrasado en la presentación de su informe anual, podría hacer que los acreedores declaren que Tupperware ha violado sus convenios de deuda.
Incluso si Tupperware puede apaciguar a sus acreedores o encontrar nuevos inversores, el auge del comercio electrónico ha hecho mella en las fortunas de las empresas que se apoyan en la venta directa. La firma de cosméticos Avon acordó venderse al gigante brasileño Natura en 2019, por ejemplo.
Tupperware cuenta con unos 3 millones de miembros de ventas independientes para distribuir sus productos en casi 70 países. En comparación con el apogeo de la empresa, los clientes tienen más opciones para el almacenamiento de alimentos, más lugares para comprar y menos tiempo para las fiestas de Tupperware. Eso deja a la icónica marca cada vez más encasillada.
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