Imagina una computadora biológica que funcione con neuronas humanas, y no, no se trata de una idea sacada de una película futurista como Terminator. Esta revolucionaria innovación ya es una realidad, y se ha hecho posible gracias a los avances en biotecnología y computación.
Aunque la idea de computadoras biológicas suene a ciencia ficción, la realidad es que la computación biológica es una disciplina emergente que estudia el uso de componentes biológicos para el procesamiento y almacenamiento de información. Esta rama busca aprovechar el potencial de las neuronas humanas para resolver problemas complejos a través de algoritmos inspirados en mecanismos biológicos, como las proteínas o el ADN.
En la cúspide de este avance se encuentra Cortical Labs, una empresa australiana que ha patentado un dispositivo computacional conocido como CL1, la primera computadora biológica comercial que utiliza neuronas derivadas de células madre humanas.
CL1: La Computadora Biológica del Futuro
¿Qué hace única a esta computadora? A diferencia de las máquinas tradicionales que usan chips de silicio, la CL1 procesa información con neuronas humanas cultivadas en laboratorio. Gracias a los últimos avances en nanobiotecnología, la computadora se alimenta de un sistema de Inteligencia Biológica Sintética (SBI), donde se combinan células neuronales humanas con un chip de silicio.
Las neuronas humanas utilizadas para este proyecto tienen una notable capacidad de adaptación al entorno, formando conexiones autónomas entre ellas. Estas células, cultivadas en soluciones nutritivas, pueden mantenerse vivas durante hasta seis meses, lo que permite su funcionamiento continuo.
Lo más fascinante es que el chip de silicio actúa como un intermediario entre el hardware y las neuronas, enviando impulsos eléctricos a las células, que responden creando un sistema de comunicación bidireccional. El resultado es un flujo constante de información entre el componente biológico y el digital, creando un entorno único que opera bajo un sistema operativo simulado denominado biOS.
¿Qué Puede Hacer CL1?
A nivel funcional, CL1 es mucho más que una simple computadora: se presenta como un dispositivo dinámico, eficiente y sostenible. En comparación con las computadoras tradicionales, esta nueva máquina biológica consume menos energía y es más flexible. Además, su capacidad para adaptarse y aprender es una ventaja significativa en comparación con los chips de silicio convencionales.
La computadora tiene un enorme potencial en el campo científico. Gracias a su capacidad de trabajar con neuronas humanas reales, los investigadores podrán explorar nuevas fronteras en el procesamiento de la información a nivel neuronal, estudiar el aprendizaje en tiempo real y avanzar en el conocimiento sobre enfermedades neurodegenerativas y cognitivas. Además, uno de los objetivos más relevantes es evitar la necesidad de realizar experimentos en animales, promoviendo así una investigación más ética y controlada.
La Presentación de CL1
La innovadora computadora biológica fue presentada oficialmente por Cortical Labs en la Mobile World Congress 2025 en Barcelona. En su intervención, el CEO de la empresa, Hon Weng Chong, explicó que este avance es el resultado de más de seis años de investigación y desarrollo. Aunque el objetivo a largo plazo de la empresa es democratizar esta tecnología y hacerla accesible a la comunidad científica, Chong subrayó que no se trata de reemplazar las computadoras tradicionales, sino de ofrecer una herramienta única para el avance de la ciencia.
¿El Futuro de la Computación?
Aunque por ahora no estamos ante la llegada de robots androides como los que vemos en el cine, la creación de la primera computadora biológica con neuronas humanas marca un hito histórico en la evolución de la tecnología. A medida que los avances continúan, quizás en un futuro no tan lejano, podríamos ver aplicaciones aún más sorprendentes de esta tecnología, transformando la forma en que interactuamos con las máquinas y entendemos el cerebro humano.
Así que, la próxima vez que alguien hable de computadoras biológicas, recuerda: ¡Ya no es ciencia ficción!