El 24 de febrero de 2022 tropas rusas entraron al lado este de Ucrania en lo que Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa, llamó una “operación militar especial”; dos años después, la guerra entre ambos países se encuentra en un callejón sin salida.
Lo que comenzó como una invasión por casi todos los frentes, pronto se tornó en una guerra de desgaste en la que las fuerzas ucranianas han defendido día y noche su territorio, logrando no solo frenar el avance de los soldados rusos, sino también recuperar gran parte del territorio que los invasores llegaron a controlar; sin embargo, Rusia todavía tiene el 18 por ciento del territorio ucraniano.
En los 730 días que van de conflicto, los ataques rusos se traducen en 10 mil 200 ucranianos muertos, entre ellos 528 niños; 19 mil 30 civiles heridos, y 167 mil 200 edificios civiles destruidos, de acuerdo con datos registrados el pasado 21 de febrero por el portal Ukraine.ua, administrada por la Organización No Gubernamental Ukraine en cooperación con el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania.
Sin un número confirmado por parte de Moscú, las bajas rusas se calculan en 360 mil soldados muertos, de acuerdo con Ukraine.ua, lo que ha llevado al gobierno de Putin a recurrir a reservistas y mercenarios, como el Grupo Wagner, para continuar sus operaciones.
Para ninguno de los bandos las consecuencias de la invasión se limitan a las bajas en el frente. Rusia ha enfrentado tanto sanciones económicas como congelamiento de activos por parte de Estados Unidos y Europa; sin embargo, aunque estas medidas apuntan a personas e instituciones clave, en la maquinaria del Kremlin han sido poco efectivas para detener la guerra.
A pesar de que las sanciones económicas no desestabilizaron a Rusia como Estados Unidos y la Unión Europea habían previsto, después de una leve contracción del dos por ciento en 2022 la economía rusa fue la de mayor crecimiento del G7 durante 2023.
Con las puertas de Europa cerradas, Moscú volteó a ver a otros gobiernos y ha estrechado relaciones con países fuera de la esfera occidental, especialmente con China, que poco antes de la invasión anunció una “alianza estratégica” y es ahora su principal socio comercial.
Ante un escenario poco alentador en materia de política exterior, Putin ha rechazado intentos de su contraparte ucraniana para negociar un fin a las hostilidades debido a que proponen que Rusia ceda las ganancias territoriales que ha obtenido hasta ahora.
Se cumple segundo aniversario de la guerra Rusia-Ucrania
Por su parte, el presidente Ucraniano, Volodímir Zelenski, reclama continuamente a sus aliados en Europa y Estados Unidos ayuda económica y militar, sin la cual su país no hubiera podido resistir los dos años de conflicto.
Con pocos suministros y municiones limitadas, el pasado viernes Zelenski firmó un compromiso con Francia y Alemania en el que los miembros de la Unión Europea entregarán tres mil millones de euros y entrenarán tropas para continuar con la defensa de su país; sin embargo, Estados Unidos, el principal benefactor de Ucrania, encuentra dificultades internas para continuar con la ayuda a su aliado.
Desde el inicio de la invasión rusa, Estados Unidos ha sido el principal apoyo de Ucrania en materia de defensa y ayuda humanitaria. En los dos años de guerra, la Unión Americana ha enviado al gobierno de Volodímir Zelenski 44 mil millones de dólares en asistencia militar, lo que lo posiciona como su primer respaldo en Occidente.
Actualmente, la población estadounidense se encuentra dividida respecto a la ayuda que su país otorga a Ucrania. En una encuesta realizada por el Centro de Investigación Pew, se muestra que uno de cada tres estadounidenses considera que la asistencia que su gobierno le brinda al país europeo es excesiva; opinión que se vuelve aún más popular dentro de las filas republicanas donde el 48 por ciento de los encuestados comparte este punto de vista.
Como muestra de las diferencias partidistas que surgen respecto a la ayuda militar a Ucrania, destacan los recientes comentarios de los virtuales candidatos a la presidencia. Mientras que Biden busca que de los 60.7 mil millones en ayuda a Ucrania, 38.8 sean gastados en Estados Unidos, Donald Trump ha mostrado su admiración por Vladimir Putin y señalado que en caso de regresar a la Casa Blanca la ayuda al gobierno ucraniano se detendrá y en vez de ello se otorgarán préstamos.
Con el apoyo económico de Estados Unidos en duda por el posible regreso de los republicanos a la Casa Blanca, el gobierno de Ucrania vela por otro de sus respaldos internacionales: su ingreso a la Unión Europea y a la OTAN.
Si Ucrania pertenece al grupo de los 27, en automático recibiría el apoyo económico que cada país miembro obtiene, pero a su vez aportaría cierta cantidad de ingresos para respaldar los intereses de la región y del mundo, como el cambio climático y la prevención de futuras pandemias.
En el caso de la alianza atlántica, Ucrania no solo se encargaría de aportar cierto porcentaje de fondos económicos, sino que tendría el respaldo militar de los 32 Estados miembros como así se establece en su Artículo 5.