La Sabana de Chetumal, un vital humedal de 123.8 hectáreas, enfrenta una creciente amenaza ecológica debido al descontrolado crecimiento urbano en sus alrededores, resultando en un aumento de la carga de contaminantes y la proliferación de especies invasoras.

La investigadora Norma Angélica Oropeza García alerta sobre la aparición de una nueva planta invasora, el Jacinto de Agua, que se suma a la Lechuguilla de Agua, abarcando ya el 10% de la superficie del humedal.

“El crecimiento excesivo de estas plantas acuáticas flotantes, conocidas como Lechuguilla de Agua (Pistia stratiotes) y Jacinto de Agua (Eichhornis crassipes), es atribuible a la alta concentración de nutrientes provenientes de la actividad humana”, explica Oropeza García. Esta situación es exacerbada por modificaciones antropogénicas en el flujo de agua, como la construcción de diques y puentes, que alteran las condiciones naturales del humedal.

Detectan nueva planta invasora en sabana en Chetumal

El biólogo Ruty Carlos Buenfil subraya las consecuencias de esta invasión. “Se ha generado un problema de degradación del ecosistema; cuando hay exceso de un alga, el oxígeno disuelto disminuye, lo que es un indicador de un proceso de eutrofización”, declaró. Esta disminución del oxígeno tiene un impacto negativo directo en la biodiversidad del humedal, alterando el equilibrio ecológico y poniendo en riesgo las especies nativas.

Para enfrentar este desafío, se sugiere una combinación de estrategias que incluyen el control físico de las especies invasoras, mejorando el flujo de agua para reducir la retención de nutrientes. “Estamos buscando un lugar para poder concentrarlas, a la vez que averiguamos qué podemos hacer con ellas”, señaló Oropeza García sobre la importancia de encontrar soluciones sostenibles.

Explicó que es crucial evitar la emisión de aguas contaminadas al humedal y fomentar la sensibilización de la comunidad sobre la correcta disposición de residuos. Otras medidas incluyen la modificación del entorno físico para mejorar la distribución de nutrientes y la plantación de árboles en la orilla del humedal, lo que podría reducir la presencia de la lechuguilla de agua mediante la obstrucción de la luz solar.