En una jornada electoral clave para Alemania, el bloque conservador formado por la Unión Cristianodemócrata (CDU) y su ala bávara, la Unión Socialcristiana (CSU), ha logrado la primera mayoría en las elecciones al Bundestag, con un más del 28% de los votos, según los pronósticos de las principales cadenas de televisión públicas ZDF y ARD. Este resultado pone al frente de la política alemana al líder de la CDU, Friedrich Merz, quien con optimismo declaró: “Hemos ganado estas elecciones. El mundo no espera, y nosotros tampoco esperamos largas y difíciles negociaciones de coalición».

Merz, con altas probabilidades de convertirse en el próximo canciller de Alemania, anticipó que espera tener el nuevo Gobierno formado a más tardar en Semana Santa. Sin embargo, la CDU no ha alcanzado la mayoría absoluta en el Bundestag, lo que significa que deberá formar una coalición con otros partidos para lograr el control del Parlamento. Con 316 de los 630 escaños necesarios, las negociaciones para una alianza política se perfilan como un desafío importante.

En el contexto internacional, el líder conservador tendrá que enfrentar complejas relaciones internacionales, con la administración de Donald Trump en EE. UU. alterando los cimientos de la relación transatlántica y la guerra en Ucrania avanzando hacia su cuarto año, mientras las negociaciones de paz continúan sin la participación activa de la Unión Europea (UE). Además, la nueva administración alemana tendrá el desafío de sacar a la primera economía europea de la recesión.

Uno de los puntos clave que Merz ha establecido como condición para formar una coalición es la implementación de una estricta política migratoria. El líder de la CDU ha condicionado un acuerdo a un pacto que limite la inmigración irregular y promueva deportaciones, lo que ha generado tensiones dentro del bloque conservador. El líder de la CSU, Markus Söder, advirtió que si no se produce un cambio en la política migratoria, los radicales de la ultraderecha podrían ganar más apoyo: “Eso puede dar todavía más fuerza a los radicales”, indicó.

La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) ha obtenido resultados sorprendentes, convirtiéndose en la principal fuerza de oposición en el Bundestag con un 20,4% de los votos, casi el doble que en las elecciones de 2021. Alice Weidel, la candidata de la AfD para canciller, aseguró que su partido «siempre tiene la mano tendida para entrar al Gobierno y hacer realidad la voluntad del pueblo». No obstante, una coalición con la AfD ha sido descartada por Merz, quien deberá buscar otros socios para formar un Gobierno estable.

El Partido Socialdemócrata (SPD), que bajo el liderazgo de Olaf Scholz ha registrado su peor resultado desde 1890, con solo un 16,3% de los votos, se encuentra en una situación difícil. Scholz, que está considerando su salida de la política activa, descartó cualquier posibilidad de formar parte de un Gobierno encabezado por la CDU. “No estaré como representante de la SPD en un Gobierno liderado por la CDU», comentó Scholz, quien tiene intenciones de seguir como diputado en el Bundestag.

Por su parte, Robert Habeck, el líder de Los Verdes, quien quedó en cuarto lugar en las elecciones, expresó su disposición a formar parte de un futuro Gobierno, subrayando que «Los Verdes quieren seguir asumiendo responsabilidad» en la política alemana.

La sorpresa de la jornada fue el resultado obtenido por La Izquierda, que logró más de un 8% de los votos. Sin embargo, debido a sus diferencias ideológicas, este partido ha sido descartado como socio potencial de coalición.

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