El grupo Meta anunció la creación de «Cuentas adolescentes», destinadas a proteger mejor a los usuarios menores de edad de los peligros asociados a Instagram, una aplicación acusada por numerosas asociaciones y autoridades de afectar la salud mental de los jóvenes.

«Es una actualización importante, destinada a dar tranquilidad a los padres», declaró a la AFP Antigone Davis, vicepresidenta del grupo californiano responsable de las cuestiones de seguridad.

En la práctica, los usuarios de entre 13 y 15 años tendrán ahora cuentas privadas por defecto, con garantías sobre quién puede contactar con ellos y qué contenidos pueden ver.

Los adolescentes que deseen un perfil público y menos restricciones -por ejemplo, porque quieran convertirse en influencers- tendrán que obtener el permiso de sus padres. Y esto se aplica tanto en caso de que ya estén registrados como si son nuevos en la plataforma.

«Es un cambio fundamental (…) para asegurarnos que realmente estamos haciendo las cosas bien», afirmó.

Los adultos podrán supervisar las actividades de sus hijos en la red social y actuar en consecuencia, incluso bloqueando la aplicación. La empresa matriz de Facebook, Instagram, WhatsApp y Messenger también está endureciendo sus restricciones de edad.

«Sabemos que los adolescentes pueden mentir sobre su edad, en particular para tratar de eludir estas protecciones», señala Davis. A partir de ahora, si un adolescente intenta cambiar su fecha de nacimiento, «le pediremos que acredite su edad».

Desde hace un año, la presión contra el número dos mundial en publicidad digital y sus competidores viene en aumento.

En octubre de 2023, unos cuarenta estados de Estados Unidos presentaron una denuncia contra las plataformas de Meta acusándolas de dañar «la salud física y mental de los jóvenes», debido a los riesgos de adicción, ciberacoso o trastornos alimentarios.

Actualmente, Meta se niega a controlar la edad de todos sus usuarios, en nombre del respeto a la confidencialidad.

«Si detectamos que alguien ciertamente ha mentido sobre su edad, intervenimos», afirma Davis, «pero no queremos obligar a 3.000 millones de personas a proporcionar una identificación».

Según la ejecutiva, sería más sencillo y eficaz si el control de la edad se realizara a nivel del sistema operativo móvil de los smartphones, es decir, Android (Google) o iOS (Apple). «Tienen información importante sobre la edad de los usuarios», argumenta, y por tanto podrían «compartirla con todas las aplicaciones utilizadas por los adolescentes».