Alberto Fujimori, expresidente de Perú, ha fallecido este miércoles en su hogar en San Borja, donde vivió sus últimos días junto a su hija Keiko Fujimori, líder del partido Fuerza Popular, y sus nietas. El deceso ocurre a poco más de nueve meses de haber sido liberado del penal de Barbadillo, tras la restitución de un indulto humanitario en 2017 por parte del Tribunal Constitucional.

A través de la cuenta de X de Keiko Fujimori, sus hijos confirmaron la noticia y pidieron oraciones por el eterno descanso de su padre. “Después de una larga batalla contra el cáncer, nuestro padre, Alberto Fujimori, acaba de partir al encuentro del Señor. Pedimos a quienes lo apreciaron nos acompañen con una oración por el eterno descanso de su alma”, expresó la familia.

Fujimori, quien gobernó Perú de 1990 a 2000, había sido condenado a prisión por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta. Su salud había estado en deterioro desde una caída en junio, que requirió cirugía en la cadera, y se agravó debido a las quimioterapias para tratar el cáncer de lengua que padecía.

La Presidencia de la República de Perú expresó su “preocupación” por el estado de salud del expresidente y extendió “solidaridad y fuerza” a su familia. La administración de Dina Boluarte anunció que se le rendirán honores de Estado, siguiendo los protocolos establecidos por la cancillería. El Decreto Supremo N.096-2005-RE especifica que, al fallecer un expresidente, se izará el Pabellón Nacional a media asta y se decretará duelo oficial el día de la inhumación de los restos mortales.

En junio pasado, Fujimori se afilió a Fuerza Popular, el partido fundado por su hija, y expresó su intención de regresar a la política en una carta dirigida a El Comercio. Keiko Fujimori había anunciado que su padre sería el candidato presidencial de su partido en las elecciones generales de 2026. Sin embargo, constitucionalistas argumentaron que Fujimori estaba impedido de postular debido a su estatus legal.

El expresidente, a pesar de los retos legales y de salud, fue una figura central en la política peruana, y su muerte marca el fin de una era compleja en la historia del país.

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