Osmar Olvera, el joven clavadista mexicano, vive las últimas semanas previas a su segunda participación olímpica. Con un nivel de precisión milimétrico, perfecciona cada uno de sus saltos mientras se prepara para dejar huella en los Juegos Olímpicos de París.
Con los medios de comunicación, las marcas y las autoridades deportivas siguiendo de cerca su preparación, Olvera no deja nada al azar. Cada detalle cuenta, cada salto importa. «A estas alturas ya sólo queda pulir mi lista y tratar de buscar la perfección siempre», comparte Olvera en un día típico de entrenamiento.
Con apenas 19 años, Olvera está listo para hacer historia por partida doble en París. Su objetivo: conseguir la primera medalla en trampolín de tres metros para México desde Sidney 2000 y alcanzar el primer metal en la modalidad sincronizada. «Me emociona volver al podio en el trampolín», dice con brillo en los ojos. «Sería un logro histórico conseguir dos metales y creo que tengo la capacidad de hacerlo».
Osmar Olvera el sueño de la grandeza Olímpica
Aunque podría haber elegido caminos más seguros, como recorrer yardas en un campo de fútbol americano o dedicarse a la educación física, Olvera decidió seguir su pasión por los clavados. «Nunca sentí tanta pasión por otro deporte», confiesa. «Es un chispazo inmediato; ese momento de ir cayendo en el aire, dar vueltas y sentir el agua… no puedo explicar con palabras lo que significa para mí».
Criado en una familia de deportistas, Olvera lleva consigo el apoyo y la inspiración de sus seres queridos. «Soy el único que se salió un poco del guion familiar, pero están muy contentos», dice. «La idea es que mis papás vayan a la alberca en París. Se vivirá una vibra diferente por el público; creo que experimentaré un sueño».
Con la Final de la Copa del Mundo en China como su última parada antes de París 2024, Olvera se prepara para enfrentarse a los mejores del mundo. «Quiero sacarme la espina de Tokio», declara con determinación. «Estoy listo para vencer a chinos e ingleses».
En cada salto, en cada giro, Osmar Olvera lleva consigo el sueño de millones de mexicanos. Con su dedicación, su pasión y su determinación, está listo para dejar una marca imborrable en la historia olímpica.