Entre gritos y sombrerazos, el Pleno de la Cámara de Diputados aprobó en lo general las reformas a la Ley de Amparo, con 258 votos a favor y 213 en contra.
Para su aprobación, durante la sesión de los diputados, transcurrió un debate de tres horas y media en el que abundaron las descalificaciones e insultos entre los legisladores de Morena y aliados contra los de oposición.
Algunos de los argumentos de los diputados de oposición para votar en contra de la iniciativa estuvieron relacionados con el supuesto “retroceso” que significaría con respecto a la reforma constitucional en materia de derechos humanos de 2011, en particular porque iría en contra del principio de progresividad de dichas garantías.
De igual forma, destacaron que al impedir que el otorgamiento de un amparo tenga efectos generales, sino sólo para quien promueve dicha herramienta, se deja fuera de esa protección legal a los ciudadanos más pobres, quienes no pueden costearse a un abogado que los ayude a realizar dichos trámites.
Por su parte, en defensa del proyecto, los diputados oficialistas aseguraron que el objetivo del mismo es que el Poder Judicial “deje de extralimitarse en sus funciones” y le permitan a los jueces y magistrados usar su criterio personal para el otorgamiento de amparos en algunos casos, debido a la “falta de legislación” en la materia.
Tras determinarse que el punto estaba suficientemente discutido en lo general, la reforma fue aprobada por el Pleno por 258 votos a favor y 213 en contra.
Una vez cumplido ese punto, inició la exposición de las 86 reservas que presentaron legisladores de todos los partidos para la discusión de la iniciativa en lo particular.