El movimiento es una medicina para crear el cambio físico, emocional y mental. (Carol Welch)
En la ecuación del deporte hay una variable que debe ser analizada y reconocida, sobre todo por la naturaleza implícita del ser humano, me refiero a la ciencia médica. La medicina en la esfera deportiva es el espíritu de esta ecuación: sin salud plena y sin un esquema para el mejoramiento constante, raramente veríamos atletas en los podios y menos a los mismos individuos en sus disciplinas repetir hazañas de gloria deportiva.
Según el sitio Journey Sports, entendemos a la medicina del deporte como «una especialidad de la medicina que se encarga de la prevención y tratamiento de lesiones ocasionadas por la práctica deportiva. Ésta estudia a profundidad los diferentes efectos que el ejercicio tiene en el organismo».
Aquí entra la maravilla de las manos de los seres humanos, quienes han sido dotados por la inteligencia universal para que esos especialistas de las diferentes ramas deportivas perfeccionen la máquina de su cuerpo y que el funcionamiento de éste durante el ejercicio pueda servirles a atletas de alto rendimiento y personas que solamente se ejercitan por salud.
¿Se imaginan cómo se agravaría el problema de las enfermedades, que ya son un asunto de salud pública por el que preocuparse y surgen a falta de ejercicio o de actividad física?
Las manos milagrosas son, pues, todas esas mujeres y hombres que deciden ser los especialistas en sus ramas para abonar a la causa de la humanidad, «la salud pública» a través del deporte.
Retomando las líneas del Journal, nos explica que la medicina deportiva es una especialidad multidisciplinaria que comprende un conjunto de habilidades y conocimientos diferentes. De ahí que es esencial tener un conocimiento sobre medicina clínica, el cuerpo humano y la actividad física. Sin embargo, un especialista en medicina del deporte podría contar también con conocimientos en nutrición, traumatología y fisioterapia deportiva.
La aplicación de esta rama del saber humano sirve para la prevención y el tratamiento de lesiones. En mi trayectoria de glorias y aprendizaje en lo que amo, el deporte, entendí que tener a un ángel que cuide de nuestro cuerpo con el método científico en la mano, a través de esta especialidad, fue el factor más importante de la fórmula arriba mencionada. Alcancé los logros de la mano de ellos y ser disciplinada tanto en los tratamientos como en lo que me transmitían es lo que debía hacer para ganar mis competencias. Mi reconocimiento y agradecimiento a esos ángeles que nos hacen derramar lágrimas de emoción y triunfo. Dicen por ahí: «lo que bien comienza, bien termina», y este capítulo es el gran principio de muchos éxitos y de logros por el bien de Quintana Roo. ¡Sí al deporte! ¡Sí al deporte! ¡Sí al deporte!
deporte! ¡Sí al deporte! ¡Sí al deporte!