Por Francisco Espinosa León
Entre Espinas y Leones. Amables lectores de Sucesos, les saludo con mucho afecto desde Cancún.
Tengo la fortuna de vivir en este paraíso desde hace nueve años y mi experiencia me hace decir, sin temor a equivocarme, que la ciudad y el estado son tierra de oportunidades y llenas de bondad con quienes en verdad llegan dispuestos a trabajar. Bien dicen que Cancún te aborta o te adopta, ya que quienes llegan con la idea de la fiesta eterna y disfrutar la vida nocturna tarde o temprano se va porque no hay sueldo que aguante.
Entrando en materia hoy quiero abordar sobre como lo positivo de las redes sociales aplicadas al periodismo.
Sin duda alguna, y para bien, la inmediatez ha sustituido aquellas largas y largas cuartillas incluso con un lenguaje dirigido a personas de mayor edad.
La inmediatez nos obliga a escribir bien, rápido y conciso. Al grano, sin darle tantas vueltas o rodeos para informar alguna noticia.
Hoy las audiencias en teléfonos móviles buscan leer entre 40 segundos y dos minutos los elementos de una nota informativa: el qué, quién, cómo, cuándo y en dónde perfectamente sintetizados sin dejar lo mejor para el final, como si fuese una novela.
Las redes sociales nos permiten informar rápido sobre un hecho y esto puede salvar vidas, incluso.
Lógicamente también hay una parte negativa de la inmediatez, ya que involuntariamente o, lo que es peor, voluntariamente, se puede desinformar, difamar y desacreditar algo, sabiendo que en las plataformas hay un público que replica sin comprobar la veracidad de lo que se está presentando.
Soy de la idea que el periodismo ha cambiado pero para ser parte de ese cambio, mantenernos vigentes, hay que adaptarnos a las nuevas plataformas, medios de difusión y hasta utilizar el lenguaje que las nuevas generaciones utilizan, sin caer en groserías. Ese es el reto y creo que quienes somos de 45 años y más podemos hacerlo y demostrar a todos que no somos obsoletos para este oficio. Cómo dicen…renovarse o morir.